El zar Alejandro I y su influencia sobre Ucrania

Alejandro I nació el 23 de diciembre de 1777 en San Petersburgo; falleció el 1 de diciembre de 1825 en Tahanrih. Fue un emperador ruso que gobernó entre 1801 y 1825, hijo y sucesor de Paulo I.

Durante la primera parte de su reinado, Alejandro introdujo un número de reformas liberales como resultado de la influencia de la «Iluminación» y de sus amigos y consejeros, dentro de los cuales había un buen número de ucranianos, dentro de quienes hay que destacar a Viktor Kochubei, M. Speransky, Vasyl Karazyn y otros.

Estableció algunos ministerios gubernamentales y el Comité de Ministros en 1802, con lo que permitía a personas que no eran nobles el comprar tierras sin estar habitadas en 1801, y emitió un «ukase» relativo a los «granjeros libres» en 1803.

Sin embargo, una década de desgastantes guerras contra Francia, Suecia, Gran Bretaña y el Imperio Otomano, y en especial la llamada «Guerra Patriótica» contra Francia en 1812, seguidas de las campañas europeas de 1813 y 1814 y el desarrollo del movimiento revolucionario liberal dentro y fuera de las fronteras del imperio, llevaron a Alejandro hacia una política reaccionaria, al modo déspota.

En el escenario internacional, apoyó a las fuerzas reaccionarias de Europa, por ejemplo en el congreso de Viena de 1814 y 1815, mientras que en su imperio introdujo los llamados «Asentamientos militares», en especial en Ucrania, prohibió la francmasonería en 1822 e introdujo políticas reaccionarias a nivel cultural y educativo. Dentro de éstas, las políticas hacia pueblos no-rusos que habitaban su imperio, se adhirió al imperialismo y centralismo tradicionales rusos.

La autonomía de Ucrania se comenzó a restringir en incremento, y también fueron erradicadas de forma paulatina sus características distintivas: la provincia «Pequeña rusia» fue abolida, y el antiguo territorio del estado hermánico quedó dividido en dos provincias o gubernias: Cherníhiv y Poltava, aunque ambas eran administradas por el mismo gobernador militar; fueron abolidas también las oficinas judicial y administrativa electivas para los nobles, en 1802; la educación se tornó rusificadora, por ejemplo la Academia Mohyla de Kyiv se convirtió en una academia de teología; la parte derecha de Ucrania fue tratada como tierras de Polonia y se enlazó económica y administrativamente al reino de Polonia, el cual, por medio de una unión personal, paró siendo parte del Imperio ruso.

Las conquistas por las guerras rusas, entre ellas Georgia, Finlandia, Besarabia, Azerbaiján, por ejemplo, drenaron los recursos humanos y económicos de Ucrania. El daño que las políticas de Alejandro infligió sobre el pueblo ucraniano no pudo ser compensado con medidas aparentemente favorables, como el permiso de comercio con Europa Occidental, la apertura de un puerto libre en Odesa, el establecimiento de la Universidad d Járkiv, los Liceos de Nizhyn y Odesa, y la restauración de la ley de Magdeburgo en Kyiv. Dicho centralismo ruso, entonces, con sus medidas, provocó una reacción natural en Ucrania: la conciencia nacionalista ucraniana comenzó a ascender y encontrar una expresión en la actividades de patriotas específicos, de grupos socioculturales como los francmasones, y de organizaciones políticas ilegales, como la Sociedad Secreta de la pequeña rusia. Esto se agregó al descontento campesino, que desató revueltas en los destacamentos militares así como detonó el crecimiento del movimiento liberal revolucionario que desembocó en el movimiento decembrista y en el polaco de independencia, todo en una atmósfera política muy tensa. Esas tensiones fueron, por supuesto, suprimidas, pero tal supresión trajo efectos que se volvieron evidentes poco después de la muerte de Alejandro, durante el reinado de Nicolás I.