Los judíos, «жиди, юдеї» – zhydy yudeyi, o también євреї – yevreyi, se establecieron por primera vez en las tierras ucranianas durante el siglo IV antes de Cristo, en Crimea, dentro de las colonias griegas en la costa nororiental del mar negro.

Desde allí, migraron a los valles de tres ríos grandes: el Volga, el Don y el Dnipró, en donde mantuvieron actividades económicas y relaciones diplomáticas con Bizancio, Persia y el kaganato de Jazar. Este último imperio consistía en tribus túrquicas que se convirtieron al judaísmo alrededor del año 740 d.C. y, como consecuencia de la conquista de Jazaria en el año 964 por el rey de Kyiv Sviatoslav I Ihorovych, los judíos jázaros se establecieron en el reino de la Rus, en Crimea (dando origen a los Caraítas) y en el Cáucaso.
A lo largo de los siglos XI y XII los judíos jázaros emigraron de forma constante al norte. En la Rus de Kyiv, la población judía desarrollo una presencia diferente. Se establecieron en su propio distrito, llamado Zhydove, cuya entrada era la llamada «Zhydivski vorota» (Puerta Judía – Enlace a «La Puerta de Oro, otra de las tres entradas a Kyiv).
Durante la época de las Cruzadas llegaron más judíos a Ucrania, huyendo de ellas, y los primeros judíos de Europa occidental llegaron también, desde Alemania, probablemente durante el siglo XI. Los reyes Kyivanos Iziaslav Mstyslavych y Sviatopolk II Iziaslavych, el rey Danylo Romanovych de Galicia-Volhynia, y el rey de Volhynia Volodymyr Vasylkovych estuvieron siempre bien dispuestos a cualquier asunto relacionado con los judíos, apoyando sus actividades en comercio y finanzas. También eran instalados en puestos de finanzas y administración.
Sin embargo, como en otras partes de Europa, este benevolente trato no era consistente. Durante el levantamiento de Kyiv en el año 1113, el distrito de Zhydove fue registrado de arriba a abajo, e incluso saqueado, y durante el reinado de Volodymyr Monómaco incluso fueron expulsados los judíos de Kyiv.
La conquista por los mongoles de Crimea y la Rus de Kyiv reforzó las relaciones comerciales y trajo paz y prosperidad para la comunidad judía hasta la época de la guerra Lituano-Tártara entre 1396 y 1399.
Durante los siglos XIII al XV los judíos fueron expulsados de varios países y ciudades de Europa occidental, y migraron al este, a Austria, Hungría, Bohemia, Moravia, Polonia y el Imperio Otomano. Para el año 1500 los judíos que vivían en tierras ucranianas bajo dominio polaco poblaban 23 ciudades y constituían un tercio de todos los judíos del reino de Polonia.
Aquellos judíos que provenían de Europa Central y occidental, conocidos como «ashkenazim», hablaban Yiddish, un dialecto germánico, vestían ropas distintivas y vivían aparte de la población local, ya sea en distritos separados o ghettos, o bien en «shtetl», asentamientos predominantemente judíos. A menudo eran más pobres que los inmigrantes más antiguos en Ucrania, y les era prohibida la posesión de tierras y ejercicio de profesiones, por lo que la mayoría se dedicaba a oficios modestos, como artesanos o comercio al menudeo.
Protegidos por los monarcas polacos contra los hostiles nobles y los residentes urbanos, los judíos eran subordinados directos del rey, pagando un impuesto aparte, del que eran responsable colectivamente. A cambio, los decretos reales, que se remontan hasta tan atrás como 1264, permitían a este grupo étnico el autogobierno.

En 1495 el rey Alexander Jagiellończyk estableció gobiernos locales autónomos, llamados «Kahal», con jurisdicción sobre escuelas, asistencia social, magistraturas de bajo rango y asuntos religiosos. Desde mediados del siglo XVI y hasta 1763, la institución central de la vida judía era «La junta de las cuatro tierras», que consistía en «La Gran Polonia», «La pequeña Polonia», «la Chervona Rus» (Galitzia) y Volhynia. Dicho consejo o junta se reunía de forma irregular, casi anualmente, con sede que alternaba entre Jarosław y Lublin, para dividirse las responasbilidades tributarias y decidir sobre temas relativos a la comunidad judía.
A fines del siglo XV, judíos de Polonia y Alemania conenzaron a llegar a territorio ucraniano bajo dominio lituano, especialmente la región de Kyiv y Podillia, y la capital de Ucrania se convietió en un famoso centro de educación religiosa judía. Este período, sin embargo, fue también de sufrimiento para ese grupo, tanto ya establecidos como recién llegados, debido a las incursiones tártaras. En 1482, por ejemplo, fueron capturados varios por los tártaros y vendidos como esclavos en Crimea.
La mayor migración de judíos a tierras ucranianas tomó lugar durante el último cuarto del siglo XVI. Algunos llegaron de otras partes de Polonia y Lituania a colonizar las nuevas áreas abiertas; otros de tan lejos como Italia y Alemania. En 1569, con la creación de la Mancomunidad Polaco-Lituana bajo «La unión de Lublin» y la transferencia de Ucrania de administración lituana a polaca, vastas extensiones de Ucrania fueron ofrecidas para colonización y desarrollo comercial y agrícola para entablar relaciones con Europa occidental. Entre 1569 y 1648, el número de judíos en Ucrania aumentó de cerca de 4,000 a hasta 51,325, dispersos en 115 poblados en las regiones de Kyiv, Podillia, Volhynia y Bratslav. Y si incluimos la población judía en los palatinados de la Rus y Belz, en el cambio de siglo, ya se registraban 120,000 judíos en territorio ucraniano, de dentro de una población total de 2 a 5 millones. Este aumento tan acelerado fue resultado no sólo de la migración, sino también del crecimiento natural de la población ya existente desde hacía más tiempo.
Los judíos comenzaron a tomar ventaja de las nuevas oportunidades para desarrollarse profesional y económicamente en las tierras recién colonizadas de Ucrania y, mientras los nobles polacos y lituanos acumulaban tierras, los judíos entraron a fungir como mediadores, proveyendo servicios indispensables a los señores extranjeros y locales, como arrendatarios de grandes fincas, recolectores de impuestos, administradores de fincas, con el derecho de administrar justicia, incluída la pena de muerte, agentes de negocios y administradores de hostales, lecherías, molinos, aserraderos y destilerías. En el comercio llegaron a sustituir a los armenios y competir con los ucranianos urbanos. Llegaron a ser percibidos como los superiores inmediatos por sobre los campesinos y los competidores más importantes contra la población cristiana ortodoxa.

A principios del siglo XVII la situación de esta población se tornó vulnerable por la insatisfacción con las difíciles condiciones del campesinado convertido a la esclavitud, los kozalos y los ucranianos ortodoxos urbanos, llevó al levantamiento de 1648, liderado por Bohdan Jmelnytskyi, y conocido como «La Guerra kozako-polaca». Los principales objetivos de este levantamiento fueron los terratenientes polacos, aunque también los católicos y los judíos. En muchas ciudades, en especial de las regiones Podillia y Volhynia, y del lado izquierdo de Ucrania, la población judía fue diezmada. Algunos cronistas y testigos judíos, como Nathan Hanover, estiman las pérdidas humanas en entre 100,000 y 120,000, número que más bien refleja lo traumático de la situación, pues en ese entonces la población en esas regiones era de solamente 51,325. Sin embargo, los judíos, que eran tomados como representantes de los terratenientes polacos, sufrieron grandemente durante esta época, convirtiéndose varios al cristianismo para escapar.
Durante el estado hetmánico el estatus de los judíos fue muy diferente. El gobierno ruso era opuesto a la migración judía y, comenzando con Pedro I, se les prohibió establecerse en el lado izquierdo de Ucrania. Sin embargo, dado el valor económico de este grupo, que reconocían los oficiales del hetmanato, los decretos emitidos en San Petersburgo no eran siempre implementados, y se giraron varias peticiones que fueron dirigidas a San Petersburgo, en las que se solicitaba permiso para dejar a los judíos establecerse.
La mayoría, sin embargo, continuó viviendo en el lado derecho de Ucrania, que permaneció bajo control polaco hasta 1772. El sufrimiento económico contra el campesinado y la opresión religiosa ejercida por Polonia en estas áreas causó un descontento popular contra ese régimen, que recayó sobre la población judía y se manifestó por medio de los levantamientos de los Haidamaky, en especial la rebelión de Koliivshchyna en 1768, en la que perecieron entre 50,000–60,000 judíos, de una población total de 300,000 en el lado derecho de Ucrania. Sin embargo, la migración judía continuó durante todo el siglo XVIII hacia Ucrania y, mientras la mayoría vivía en pobreza, algunos comenzaron a adquirir riqueza.

Tras la partición de Polonia a fines del siglo XVIII, la presencia de casi un millón de judíos en lo que ahora era tierra rusa forzó al gobierno del imperio a abandonar su política previa de exclusión de Rusia. En 1772 (y luego 1791, 1804, 1835) el gobierno estableció una región territorial que llamó «El Cercado» tras la cual ya era prohibida la colonización judía. En Ucrania esta área incluía casi todas las tierras antiguamente controladas por Polonia; la gubernia del lado izquierdo de Chernihiv y también la de Poltava, la de Nueva Rusia, Kyiv, pero sin incluir la ciudad, y Besarabia en 1812. «El Cercado» existió, con algunos casos especiales en los que se permitía a los judios vivir fuera de ella, hasta 1915.
Económicamente los judíos prosperaron en el sur de Ucrania, en donde jugaron un papel importante en el comercio de grano y adquirieron una presencia importante en centros comerciales como Odesa, Kremenchuk, y Berdychiv. Para 1817 poseían el 30% de las fábricas en Ucrania bajo dominio ruso. Pero ya llegando al final del gobierno de Alejandro I, sin embargo, se fomentaron los incentivos estatales a la conversión y expulsión de ciertas regiones.
Bajo el régimen de Nicolás I, de 1825 a 1855, aumentó dramáticamente la persecución oficial contra los judíos. De las 1200 leyes y decretos que los afectaron negativamente entre 1649 y 1881, más de la mitad fue emitida durante este gobierno; dentro de éstas se encontraba la del servicio militar obligatorio para judíos, emitida en 1827, incluído reclutamiento de niños; expulsión de ciudades como Kyiv, Jersón o Sevastopol; abolición del kahal en 1844, prohibición del uso público de hebreo o yiddish, medidas agresivas de conversión y restricciones de locomoción en 1835.
Durante el reinado de Alejandro II hubo un período inicial de liberalismo, del que se beneficiaron los judíos; graduados universitarios, y varios gremios dentro de los artesanos y comerciantes adquirieron derechos de libre locomoción y, en 1856, los judíos ya podían prestar su servicio militar de la misma forma que los gentiles, incluída la abolición de reclutamiento de niños. Para 1872 el 90% de los trabajadores en la industria de la destilería en Ucrania eran judíos, y el 33% en la industria azucarera.
Pero el asesinato del zar trajo desgracia de nuevo para este grupo étnico, un momentum que se invirtió, y cuya primera acción fue un pogromo en Odesa en 1871 y nuevas leyes que restringieron las actividades comerciales. El colegio rabínico de Zhytómyr fue transformado en una escuela secular. Los sucesores del zar, Alejandro III y Nicolás II en especial, incentivaron una era de pogromos respaldados por el estado; en 1881 y 1882, y luego en 1903 y 1905 hubo varios genocidios a judíos, que generaron migraciones masivas a Norte y Suramérica, aunado a expulsiones masivas de Kyiv en 1886 y de Moscú en 1891. Pogromos a gran escala tuvieron lugar en octubre de 1905 cuando, en un mes, 690 pogromos se llevaron a cabo en 28 gubernias, de los cuales el mayor distrito fue Cherníhiv con 329, financiados e iniciados por las autoridades del imperio ruso.

En 1887 se restringió el ingreso de estudiantes judíos a escuelas secundarias y universidades, con un màximo del 10% dentro del área de «El cercado», un máximo del 3% en Moscú y 5% en el resto del imperio. No podían tampoco votar, aunque si estaban obligados a tributar. Se les prohibió la posesión de tierras en las afueras de pueblos o en aldeas, forzando a que vivieran en ciudades grandes y, en 1894, se les prohibió vender bebidas espirituosas. Durante esta época se reporta que el 30% de ellos, dentro del Cerco, eran ayudados por organizaciones filantrópicas.
En resumen, los judíos nunca o casi nunca gozaron de alguna emancipación durante la época del régimen zarista.
La reacción a estas medidas represivas desencadenó un aumento dramático de migración a Norteamérica, aunque también a suramérica, en especial Argentina y Brasil, y además aumentó el apoyo al movimiento político del «Sionismo», el mayor de los movimientos judíos políticos a partir de 1917, y una activa participación en partidos políticos socialistas judíos dentro de Rusia.
Durante la primera guerra mundial fueron deportados más de 500,000 judíos de las zonas militares y, mientras el ejérito ruso sufría más derrotas, más se deterioraba la posición de estos habitantes. Se les acusó de espías y traidores que intentaban socavar el régimen.
En el imperio Austrohúngaro, los judíos no recibieron los mismos derechos que el resto de la población sino hasta 1868. Hasta entonces, sus derechos eran limitados por los decretos de José II, que intentaban asimilar a los judíos pero dentro del gremio de la agricultura. Cuando Galitzia y Bukovina fueron incorporadas al Imperio, en 1772 y 1774 respectivamente, mucha población judía se encontraba concentrada en la región oriental de dicho imperio. En Galitzia constituían poco más del 11% de la población total, con 575,433 habitantes en 1869 y 811,183 en 1900. El 60% de los judíos estaba involucrado en una región en la que el 75% de la población (y 94% de ucranianos) se ganaba la vida de la agricultura y silvicultura.
La mayoría se encontraba fungiendo cargos como oficiales administrativos de fincas, tenderos, arrendatarios de fincas polacas y dueños de tabernas. En la clase obrera su mayor presencia se encontraba en la industria petrolera, con centro en la región industrial de Drohobych-Boryslav.

En esta región solo el 60% vivía en ciudades y pueblos grandes. Su presencia en regiones rurales era más alta que en otros lugares del planeta. Pero, en su posición de intermediarios entre los terratenientes y los campesinos, los judíos siempre llevaban la peor parte, incluso aunque vivieran en pobreza, al igual que sus vecinos ucranianos.
En contraste con las condiciones en el imperio ruso, sin embargo, los judíos habitantes del Imperio Austrohúngaro no sufrieron de pogromos.
El colapso del zarismo en marzo de 1917 trajo pronto una emancipación para los judíos dentro del imperio ruso. El 20 de marzo, el gobierno provisional declaró que los judíos serían ahora ciudadanos con los mismos derechos que el resto de la población. En Ucrania la rada central, establecida en marzo de 1917, invitó en julio a minorías étnicas de Ucrania a participar en sus filas: rusos, polacos y judíos. Como resultado entraron 50 judíos de los partidos mayores a la rada central, y 5 a la menor.
Esta rada central fue la primera en toda la historia que otorgó autonomía total a los judíos, y su relación con partidos políticos judíos siempre fue amigable. Todos los partidos judíos en la rada central votaron por la creación de una República Nacional Ucraniana y, al ser opositores categóricos a los bolcheviques, vieron el sistema de república como la única forma de democracia parlamentaria. Los sionistas, sin embargo, fueron opositores de la declaración de independencia, pues querían permanecer dentro de un gobierno que siguiese perteneciendo a Rusia.
En Galizia fueron neutrales en el conflicto Polaco-Ucraniano de 1918 y 1919, pero más adelante apoyaron la creación y al gobierno de la República Nacional de Ucrania Occidental. Algunos judíos sirvieron dentro del ejército ucraniano de galitzia.
El régimen bolchevique trajo tanto sufrimientos como oportunidades a los judíos. De 1918 a 1921, cuando fue prohibido el libre comercio y nacionalizados los comercios privados, los judíos sufrieron golpes muy fuertes. Y es más: los bolcheviques parecían estar decididos a acabar por completo con cualquier vestigio de vida judía organizada. En abril de 1919 abolieron la mayoría de organizaciones, cerraron la mayoría de sinagogas y prohibieron la educación religiosa judía y el hebreo.
En la década de 1920 el régimen soviético hizo mayor énfasis en el cambio de la estructura social y económica de la vida judía, especialmente al animar a éstos a involucrarse más en actividades agrícolas.
Ya habían existido en Ucrania, desde fines del siglo XVIII, varias colonias agrícolas judías, en especial en la región sur. En 1924 el gobierno soviético estableció dos cuerpos oficiales que promovieron la colonización judía en las regiones rurales; eran apoyados por el Comité Americano de Distribución Judía, que proveyó fondos y maquinaria. De 69,000 que había en 1926, el número de granjeros judíos en Ucrania aumentóa 172,000 en 1931, de los cuales 37,000 vivían en colonias establecidas durante el régimen sovietico. Una de las metas de algunos d elos líderes comunitarios era el establecimiento de una unidad territorial judía, una provincia autónoma o hasta inclusive una República Socialista Soviética autónoma en tierras ucranianas.

Como un primer paso fueron establecidos tres distritos totalmente judíos: Kalinindorf (en la provincia de Jersón), fundado en 1927; Novozlatopil (en Zaporizhia), en 1929; y Stalindorf (en Kryvyi Rih), en 1930. Eventualmente fue abandonado este plan, al menos parcialmemte, debido a la oposición de líderes del gobierno ucraniano, quienes temían que su república fuese truncada; en vez de ello, en 1934, fue establecida en el extremo oriental de la URSS la provincia judía de Birobidzhan. Durante la segunda mitad de la década de 1930, la mayoría de estos granjeros dejaron las colonias agrícolas, ya sea para mudarse a Birobidzhan o a las grandes ciudades.
El fin de la indigenización trajo el fin del renacimiento de la vida judía en la URSS. Fueron cerradas varias instituciones gubernamentales Yiddish, como la yevsektsii, la organización de escritores yiddish y muchas instituciones culturales importantes, como el Instituto de cultura judía de la Academia de Ciencias de Kyiv, y el apoyo formal que se les otorgaba fue redirigido por un creciente antisemitismo oficial. Muchos activistas pro-judíos fueron víctimas del terror estalinista de los años 1930.
La primera ocupación soviética de Ucrania Occidental entre 1939 y 1941 continuó con el patrón ya establecido en la URSS. Por un lado, los derechos nacionales y culturales de los judíos estaban limitados, las instituciones tradicionales fueron abolidas y la economía fue restructurada y nacionalizada, trayendo grandes dificultades a artesanos y comerciantes. Pero por el otro lado, a los judíos se les otorgaban oportunidades individualmente pues los cupos oficiales, que limitaban su acceso a educación y profesiones, fueron abolidos. En general, muchos judíos recibieron con alegría la ocupación soviética, pensando que traería un punto final al antisemitismo del régimen polaco evitaba la amenaza de una ocupación nazi.
La ocupación nazi a Ucrania, que no se evitó y, por extensión el período de guerra completo, trajo tragedia a los judíos ucranianos. Dentro de las fronteras de la Unión Soviética fueron asesinados 2.5 de los 4.8 millones de judíos que habitaban la región. En Ucrania occidental sólo el 2% de la población, 17000 personas, sobrevivió. El genocidio comenzó en otoño de 1941 en Ucrania Central, y luego en el occidente. Sólo en Kyiv fueron asesinados entre 35000 y 70000 judíos, en Babyn Yar.

La población ucraniana no tomó parte de ninguna manera en este genocidio y, totalmente por el contrario, a pesar de la pena de muerte por ayudar a judíos, un buen número de ucranianos intentó salvarlos, incluido el entonces Metropolitano Andrei Sheptytsky. (Enlace al artículo sobre «Tatyana Markus»)
Durante el período de la postguerra la población judía sufrió discriminación por parte de las autoridades soviéticas. Fue prohibido el hebreo, fue abolido el teatro, las publicaciones en Yiddish fueron suspendidas, y cientos de líderes fueron arrestados, en 1948 en especial, además de escritores judíos (también ucranianos) desaparecieron misteriosamente, o fueron encarcelados y ejecutados sin motivo válido. Veinticuatro líderes y escritores de la URSS, de los más distinguidos, fueron ejecutados tras juicios secretos en agosto de 1952. En 1953, la persecución de Stalin llegó a un punto àlgido con la llamada «conspiración de los doctores», en la que nueve doctores, seis de ellos judíos, fueron acusados de conspirar con poderes occidentales en contra de los líderes soviéticos.

Miles de judíos fueron despedidos de cargos oficiales, en especial de las fuerzas armadas y servicios de seguridad, y su papel en el partido comunista se redujo. Se impusieron cuotas de estudiantes judíos para entrar en instituciones de alto nivel educacional.
Tras la muerte de Stalin, la situación para algunos judíos en particular, mejoró de alguna forma, pero continuó la represión contra la cultura y el pueblo en general. El antisemitismo fue parte oficial de la política exterma de la URSS, disfrazado de «anti-sionismo». Fueron utilizadas también instituciones educativas, que publicaban panfletos antisemitas. Sólo alrededor de 60 sinagogas sobrevivieron durante la década de 1980 en la URSS y, de éstas, más de la mitad se encontraba en Georgia.
Tras la «Guerra de seis días» de 1967 en el medio oriente y la emergencia del movimiento disidente en la Unión Soviética, surgió un fuerte movimiento de migración judía. Luego en la década de 1970, se dio una masiva emigración hacia Norteamérica e Israel en especial, con 250,000 personas que emigraron con visas israelitas, aunque en 1980 se comenzó a imponer restricciones; sólo en 1981 se rechazaron 40,000 solicitudes de permiso a emigrar.
En 1979 los inmigrantes judíos ucranianos en Israel formaron el Comité Público para la Cooperación Judío-Ucraniana, que en 1981 se convirtió en una Sociedad, liderada por Ya. Suslensky.

Demografía
A fines del siglo XIX había 3 millones de judíos viviendo en los territorios étnicos ucranianos, que convertían a Ucrania en el país con la más alta concentración de judíos en el mundo, con un 30% de la población total. De las ocho gubernias en las que el Imperio Ruso había dividido a Ucrania en 1897, el 43.3% de los judíos era comerciante, el 32.2% laboraba en artesanías, el 7.3% en servicios privados, el 5.8% en servicios públicos, el 3.7% en cominicación, el 2.9% en agricultura y un 4.8% no tenía una ocupación fija.
Casi el 60% de los judíos ucranianos vivía en las grandes ciudades y constituía un tercio de la población urbana. Por su confinamiento dentro del «cerco», el rio Dnipró sirvió como una línea de demarcación demográfica. En Ucrania occidental, los judíos formaban el 10-15% de la población total, mientras que en la región oriental, a la izquierda del poderoso rio, constituían un 4-6%. En muchas ciudades del oeste llegaban a formar hasta el 40% de la población total, o inclusive un 78% en Berdychiv, 58% en Uman o 53% en Bila Tserkva.
Como vimos en la historia, entre 1917 y 1921 hubo un descenso dramático de población judía, con la abolición del «cerco» que permitió a los judíos emigrar a otras regiones del Imperio/Unión Soviética, tales como el oriente de Ucrania y la región de Kubán, lo que hizo que decreciera el porcentaje dentro de la población total de un 8.3% en 1897 a un 5.5% en 1926; la Ucrania Libre (Slobidska) presentó aumentos, en especial Járkiv.
Para los inicios de la segunda guerra mundial el porcentaje de judíos ucranianos constituía el 20% de la población mundial, y el 60% de la población judía en la URSS pero, como durante la guerra los nazis mataban a los judíos de cada poblado al que entraban, los únicos que sobrevivieron fueron los salvados por ciudadanos ucranianos, a riesgo de sus propias vidas, y fueron evacuados a las regiones más orientales de la URSS, lejos del avance nazi, y algunos en la Transcarpatia, Besarabia y Bukovina, en donde no existía ocupación nazi, y donde la deportación y exterminio de la población judía no era completo.
Luego de la segunda guerra mundial, la población judía que sobrevivió decreció de forma constante. Entre 1959 y 1979 bajó un 24.5%, de 840,000 a 634,000, en especial, durante este período, a una baja en nacimientos y matrimonios interraciales, pues hasta 1971 comenzó la migración masiva.

Vida Cultural
Desde el puro inicio de la colonización judía en Ucrania, su vida cultural y religiosa fue altamente desarrollada. Existen aún impresionantes sinagogas de piedra, que sirven actualmente como monumentos históricos a la cultura material judeoucraniana. En Volhynia se encuentran las más notorias, como Dubno, Lutsk, y Liuboml, que datan de los siglos XVI al XVIII. Durante finales del siglo XVIII emergió el movimiento Haskalah, o «de la iluminación», inspirado por Moses Mendelssohn, y buscaba una síntesis entre la tradición judía religiosa con las demandas de la vida moderna. Dicho movimiento fomentó más adelante la difusión del sionismo, al que varios ucranianos se unieron.
También fueron judíos de Ucrania quienes causaron el renacimiento del hebreo y su aplicación a la vida moderna, como Ahad Ha-Am (1856–1927), nacido en la región de Kyiv y considerado el fundador del sionismo «cultural» o «espiritual». También se puede nombrar al famoso poeta lírico hebreo Hayyim Nahman Bialik (1873–1934) y al poeta Saul Tchernichowsky (1875–1943), nacidos en Ucrania.
La tradición de cultura judía de los siglos XVI y XVIII fue continuada en Ucrania por Sholom Aleichem (Rabinovich, 1859–1916), quien influyó profundamente toda una generación de escritores judíos.
Después de 1920, Chernivtsi se convirtió en un centro importamte de cultura judía. La prensa se desarrolló rápidamente a partir de mediados del siglo XIX; los primeros periódicos, publicados en ruso y yiddish, aparecieron en Odesa, e incluyen Rassvet (1860) y Zion (1861).
Iniciando en 1933, al mismo tiempo de la abolición de la Ucranización, se comenzó con la clausura de escuelas judías, llegando hasta inicios de la segunda guerra mudial, cuando casi toda su cultura y sistema educativo habían sido prohibidos.
En la actualidad el papel de los judíos en Ucrania ha disminuído significativamente, aunque continúa siendo la segunda mayor minoría.
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